CONSAGRACIÓN DE LAS FAMILIAS
AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
!Oh María, Virgen poderosa y Madre de misericordia, Reina del Cielo y Refugio de los pecadores!, esta familia se arrodilla hoy ante Vos para consagrase a vuestro inmaculado Corazón. Os consagramos nuestro ser y toda nuestra vida, todo lo que tenemos, lo que amamos, lo que somos. Vuestros sean nuestros cuerpos, nuestros corazones, nuestras almas; vuestro sea nuestro hogar, nuestra familia, nuestra patria; os escogemos hoy por nuestra Soberana y Reina de nuestros corazones, nuestra queridísima Madre, Guía de nuestra vida, nuestra protectora y Abogada y el Refugio en todas nuestras necesidades, tanto espirituales como corporales. Depositamos en vuestras manos todos nuestros designios, proyectos e intereses, y no queremos tener otros que no sean los de vuestro Hijo y los Vuestros. Queremos poner a vuestro Inmaculado Corazón en el centro de este hogar, de manera que todo lo que hay en nosotros os pertenezca y participe de vuestras maternales bendiciones. Y para que esta consagración sea verdaderamente eficaz y duradera, renovamos hoy a vuestros pies, ¡Oh María!, las promesas del bautismo. Y en medio de esta aflicción que padece nuestra Madre la Iglesia y la agita como a nave en la peor de las tempestades, nos obligamos a profesar siempre con valor las verdades de la fe y a vivir como a verdaderos católicos, defendiendo la Tradición en su secular Magisterio y trabajando en particular por la restauración del Santo Sacrificio de la Misa. Os prometemos, finalmente, ¡Oh gloriosa Madre de Dios y tierna Madre de los hombres! Consagrar todo nuestro Corazón al servicio de vuestro culto bendito, para pedir y asegurar, mediante el reinado de vuestro Inmaculado Corazón, el reinado del Corazón adorable de vuestro Hijo, Jesús en nuestras almas y en la de todos los hombres, en nuestra querida patria y en todo el mundo, así en la tierra como en el Cielo. Amén.
Octubre 2020 Centenario de Fátima